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Familia de viticultores de uva Pedro Ximénez desde 1729 en Jerez de la Frontera


Ximénez-Spínola es la Bodega jerezana de los Sucesores de Phelipe Antonio Zarzana Spínola, cuya primera exportación documentada en protocolos notariales data de 1729 aunque en la Bodega no se conservan manuscritos relativos a su actividad comercial hasta 1736 y sobre este cultivo varietal en particular, hasta 1752.

Las circunstancias de “Ximénez-Spínola” la convierten en una Bodega única en todo el marco de Jerez, puesto que ninguna otro familia de tradición viticultora se ha dedicado y se sigue dedicando exclusivamente a la uva Pedro Ximénez, llegando a obtener el reconocimiento de las autoridades españolas con la concesión de la “Denominación Varietal Pedro Ximénez de Acreditación Propia”.

Nuestros vinos de acreditación propia, tienen un notable valor diferencial sin renunciar a ser parte de nuestra tierra en el Marco de Jerez. Están desarrollados con técnicas creadas por nosotros mismos con las que nuestra familia se ha distinguido en los últimos años, por ser completamente diferentes a las elaboraciones actualmente amparadas por la D.O. Jerez-Xerés-Sherry.

Precisamente por estas diferencias a la hora de vinificar y destilar, Ximénez-Spínola continúa siendo una Compañía independiente y de carácter familiar sin interés por la producción de grandes volúmenes sino por calidad y fidelización de sus seguidores. En consecuencia, mediante acuerdo unánime del Consejo de Familia, toda nuestra producción está limitada y numerada, lo que convierte a cada botella en una pieza única, al tiempo que garantiza la calidad y excelencia de su contenido.

Nos gusta nuestra condición “Casa de Viticultores” que sigue asumiendo las decisiones importantes a través del Consejo de Familia o del Comité de Cata y Selección y a pesar de no querer desarrollar producciones altas, estamos muy orgullosos de satisfacer a nuestros clientes y de continuar en el oficio de nuestros mayores tal y como ellos lo harían si se encontrasen hoy en nuestro lugar.

La tradición de una familia dedicada a la viticultura no está reñida con el afán de rodearse de los mejores colaboradores en cada una de las materias que forman parte de nuestros procesos de elaboración y gestión. Sin embargo, hay productos que sin el alma y el aliento de una visión a muchos años, quizás siglos, no podrían existir.

Hoy en XIMÉNEZ-SPÍNOLA, ya en la novena generación desde la fundación de la compañía, trabajando como lo hicieron nuestros antecesores, con eterna gratitud a quienes dejaron iniciadas aquellas soleras que no pudieron terminar y poniendo nosotros mismos las bases de las elaboraciones con las que nuestros hijos seguirán grande nuestro nombre.